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06 de febrero de 2017
Hillary o Donald: ¿cómo posicionarnos?
Larrainvial
Las próximas elecciones presidenciales en EE.UU. se han transformado en uno de los eventos más comentados y mediáticos del año. Y pese a que lo que se juega este 8 de noviembre, es mucho más que el sillón presidencial el país más poderoso del mundo. Han sido las características poco comunes de los candidatos las que han gatillado un interés pocas veces visto en la política estadounidense.
Más allá de las anécdotas de la campaña y preferencias personales, es relevante revisar las propuestas de los principales candidatos, ya que estas podrían tener repercusiones en los distintos mercados financieros, incluyendo el chileno.
Por un lado tenemos a Hillary Clinton. La ex Secretaria de Estado es, según las últimas encuestas, la candidata con mayores posibilidades de ganar. Pese a que sus propuestas económicas representan un leve giro a la izquierda, siguen la línea de las políticas de la administración de Barack Obama. Al igual que las promesas de campaña del candidato demócrata en 2007, el “caballito de batalla” de Clinton es una propuesta para aumentar los impuestos a los más ricos, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la clase media. Adicionalmente, las propuestas de campaña incluyen: aumentar el sueldo mínimo a USD 15 por hora, mantener la reforma a la salud - que fue impulsada bajo la actual administración- , aumentar los límites a Wall Street y continuar el sistema de extracción de hidrocarburos usando la metodología de “fracking” (El candidato demócrata Bernie Sanders, durante la campaña primaria, había propuesto eliminar la extracción por esta metodología).
En general, las propuestas de la candidata demócrata son poco novedosas y la capacidad de solucionar los problemas económicos es bastante limitada. La actual administración ya impulsó una propuesta para aumentar los impuesto a las personas que tienen un sueldo mayor a USD 400.000 (o parejas que en conjunto tengan ingresos superiores a US$450.000 al año) y en el discurso del estado de la nación de 2015 anunció que buscaría aumentar nuevamente la tasa impositiva, todo esto sin lograr reducir el déficit ni dinamizar la economía.
Por otro lado, tenemos al empresario Donald Trump quien, pese a estar por debajo en las encuestas, tiene posibilidades ciertas de ser elegido presidente (luego del Brexit, la elección de paz en Colombia y el triunfo de “Mine-The-Bird” en el Derby de Kentucky en 2009, las encuestas han perdido cada vez más credibilidad). Más allá de las anécdotas, como la construcción de un muro en la frontera mexicana, sus propuestas económicas difieren bastante de lo propuesto por la candidata demócrata. En línea con las políticas que alguna vez impulsó la administración de Ronald Reagan, Trump propone reducir los impuestos para dinamizar la economía. Esta política - que fue bastante exitosa en la década de los 80 - tiene dos caras: por un lado reduce la recaudación directa, lo que generaría, según algunos connotados economistas, un déficit tremendo, aunque por otro lado podría tener un efecto reactivador que compensaría esta caída.
Adicionalmente, las propuestas de Trump incluyen: expulsar a los indocumentados (lo que según un estudio de Action Forum tendría un costo de aproximadamente USD 500 mil millones, además de eliminar parte relevante del mercado laboral), cobrarle a los socios comerciales por los servicios de seguridad prestado (lo que reduciría los gastos, pero generaría roces con los principales socios comerciales), y eliminar los tratados de libre comercio, incluyendo el NAFTA. Esta última propuesta es, probablemente, la más negativa de todas las que se han mencionado. Pese a que la tarifa a las importaciones de EE.UU. es bastante baja (aproximadamente 1,5% y enfocado principalmente en zapatillas, clips y atún), es el efecto señal el que podría generar un efecto negativo en la economía estadounidense.
Otra de las propuestas del candidato republicano que genera bastante desconfianza en el mercado es la idea de destituir a la actual presidenta de la junta de gobernadores del Banco de la Reserva Federal, Janet Yellen. Pese al temor generado, esto no podría ocurrir hasta comienzos de 2018, cuando el presidente de EE.UU. tenga que proponer un nuevo candidato para el cargo, el que a su vez deberá ser ratificado por el Congreso.
Pese a que las propuestas de ambos candidatos son diametralmente opuestas, ninguno ataca los problemas de fondo que hay en la economía norteamericana. Hasta ahora, ninguno de los candidatos ha hecho ningún comentario respecto a la falta de financiamiento de los sistemas de seguridad social, ni propuestas concretas para mejorar los problemas de competitividad de la industria local.
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